Hay días en los que todo sale completamente al revés y sin embargo sale bien.

Llevaba toda la semana con «el cuerpito pa» un buceo en Garachico, pero la mar se opuso en firme. Tras varios intentos de cuadrar plan durante el sábado el mismo domingo por la mañana conseguí enganchar a Adrián para ir sobre seguro y quedar sobe la marcha (a primera hora) en Radazul. Ya en ahí y con el mar como un plato pero ningunas ganas de meternos, se nos antojó probar suerte en playachica, así que dejamos uno de los coches en Radazul y tiramos a la aventura.

La aventura duró poco, pues al cruzar el túnel de Güímar la mar cambió radicalmente y ya en Playachica tuvimos que dar media vuelta de regreso a Radazul. Cáspita!!! Al llegar a Radazul a segunda, y casi tercera hora y tras varias vueltas acabamos renunciando a la esperanza de lograr aparcar, así que tomamos las decisión «in extremis» de ver qué tal Bocacangrejo.

En Bocacangrejo la cosa empezó a enderezarse, el sol brillaba y la mar parecía que acompañaba. Decidimos «tirar pa la izquierda» con la grata sopresa de encontrarnos hasta 3 arañas de hondura (dos grandes y una cría) en apenas 20m de arenal. Avanzamos un montón hasta una llegar a una resuelta bola de roncadores a la que seguro que regresaremos algún día con el angular. Ya de vuelta y con el aire justo para llegar al punto de entrada Adrián me marcó un lagarto que  estaba empezando a comerse un pobre rascacio. La víctima resultaba demasiado grande como para poder engullirla con celeridad e incluso no permitía al pobre lagarto mucho movimiento por lo que se dejó hacer bastantes fotos  y alguna hasta salió bien!!!